A Estrella le rondan dudas, pensamientos, reflexiones sobre lo que es,
lo que somos, sobre la palabra madre y su significado, sobre si
diecisiete días son un mundo y ella y yo nos parecemos. Cuando era
pequeña y me preguntaba, más allá del famoso "hasta la luna y vuelta", yo
contestaba que la quería TODO. Así, a lo grande, pero sin poesía. ¿Se
puede amar más que todo? ¿Imposible? Pues eso me pasa a mí con los años,
que eso crece, y ella, y yo. Y como deseo con toda mi alma estar
presente en su proceso de comprensión y no sé cómo hacérselo ver,
insisto en los abrazos, en los besos, en las miradas cargadas de
significados... Pero hoy no he podido aguantar más y le he preguntado:
-Estrella, ¿estás triste?-Un poco.
-¿Tú sabes que puedes contármelo todo?
-Sí.
-¿Tú sabes que no me voy a enfadar, que entenderé lo que sientas, y aceptaré tus dudas, y trataré de resolvértelas?
-Sí.
-Pues venga, cuéntame qué te preocupa.
-Vale, te lo cuento.
Caída de ojos avergonzados. Morritos de preocupación.
-Es que se me ha roto un poco la mochila. Y a lo mejor tú no, pero papá seguro que se enfada...
Bendita mochila.